La revolución de la que se habla en este cuento no es nada especial, es como todas las revoluciones que en el mundo han sido. Yo no me he inventado nada. Para describirla, he utilizado los precedentes que me ofrecía la Historia: un poco de la Revolución Francesa y un mucho de la Semana Trágica de Barcelona -que fue una revolución pequeñita pero con mucho fundamento-, aderezados con datos y sucesos extraídos de la prensa de estos actuales tiempos.
En cuanto al fin del mundo que aquí se cuenta es, en lo básico, tal y como lo describió Jack London en su relato.