Tercera entrega de la etapa realizada por Jean Claude Fournier en Spirou y Fantasio.
Fournier, que se convirtió en el sustituto oficial (y natural) del mítico Franquin, supo recoger el sentido de la aventura, del ritmo y del humor del gran maestro, reinterpretando las aventuras de los personajes clásicos del cómic francobelga para cimentar sobre esta obra inmortal un nuevo clásico, diferente, pero igualmente inolvidable.